El Impacto de nuestra época y los fenómenos psicosomáticos
El Impacto de nuestra época y los fenómenos psicosomáticos
Silvia Eydelsteyn | José Fischbein | Carlos Rusconi | Silvia de Levy | Margarita Rosa Pelle
Introducción.
En el presente Woorkshop vamos a considerar, desde el punto de vista
psicoanalítico,
el estudio de los fenómenos psicosomáticos en su articulación a la
época.
Tomamos en cuenta algunos ejes conceptuales referidos a:
. la época actual y sus paradigmas
. los fenómenos psicosomáticos
. el vínculo temprano madre-hijo
. el trauma psíquico
Para desarrollar nuestra hipótesis y la propuesta de trabajo recreamos
en una reformulación el concepto de André Green acerca del “Complejo
de la Madre Muerta”.
1. Los paradigmas
de nuestra época.
El yo saturado.
La adicción al vértigo, la sacralización
del instante y el caos informativo
son los fantasmas de la postmodernidad.
El biorritmo del hombre contemporáneo es
el ritmo de la información
y la información agobia.
“Esta es la época del yo saturado” señala
el antropólogo urbano Kenneth Gergen.
Gilles Lipovetsky caracteriza la nueva
situación de manera literal:
es “el imperio de lo efímero” (ausencia
de trascendencia y aislamiento).
Ser es estar a la moda, estar en el candelero.
Ser alguien es estar al tanto de todo, es
despertarse con el vendaval de información
taladrando las almas.
“El yo padece un proceso de erosión, ese
proceso es la réplica exacta de la disolución
que hoy padecen las identidades y papeles
sociales antaño estrictamente definidos.
Así el rol de la mujer, del niño, del
loco,del civilizado han entrado en un período
de incertidumbre”.
Todo pasa y nada queda.
En el reino de lo efímero todo lo que es
ya “fue”al instante siguiente.
La vida transcurre a la velocidad
inconexa del zapping y el yo, la identidad de cada uno,
se satura de NADA.
Porque todo lo que fue ya no es.
En el reino de lo efímero todo transcurre
en el no lugar.
Marc Auge, antropólogo francés, habla de
la vida contemporánea y dice: se multiplican
los supermercados, los cajeros
automáticos, las tarjetas de crédito, etc., emerge un mundo
de individualidades solitarias, en donde
todo es provisional y efímero.
Todos esos lugares son en realidad no
lugares.
Un cajero automático es un ícono
fundamental del reino de lo efímero.
Uno ingresa a él para salir rápidamente.
Los no lugares son los lugares en donde
nadie se queda.
Un mundo donde los espacios más visitados
son los no lugares.
Es el mundo de los desarraigados.
Hay una especie de bulimia de la
velocidad.
Una voracidad por deglutir tiempo y
espacio.
Y si uno no se los puede deglutir,
irrumpen el síndrome de abstinencia, del vértigo y la furia consiguiente.
Se desvaloriza la palabra-escrita o
hablada-e inundan las imágenes.
Porque el vértigo es la adicción por
excelencia.
Ninguna fiera es más peligrosa que un ser
humano al que se le impida correr.
Pregunta: vivimos en la era del vacío o
del mercado sin límites?
Podemos hablar de la post-modernidad como
una nueva era de la humanidad
o será algo mucho más efímero?
Qué sucede en este paradigma con la
familia, con la educación, con la salud?
La operación por la cual se adviene
sujeto no es simple.
El origen de la subjetividad humana se
inicia en la familia.
La familia es dadora y traductora de
significaciones provenientes de lo social.
2.
Los fenómenos psicosomáticos.
Deseamos ubicar el concepto de “lo
psicosomático” en términos de “fenómeno
psicosomático” porque entendemos que esencialmente no posee la estructura
del síntoma.
Cuando nos referimos al síntoma nos remitimos a la idea de conflicto, de contenidos
reprimidos que sufren el proceso de
elaboración secundaria a través de los mecanismos
de desplazamiento, condensación y
sustitución.
El síntoma remite a las operaciones del
lenguaje y puede revertirse a través del lenguaje.
O sea, que hablamos de un aparato
psíquico con una estructuración neurótica
que se expresaría a nivel del cuerpo,
como en el caso de la conversión.
Así el cuerpo se constituye como cuerpo erógeno.
El fenómeno psicosomático, también remite
al cuerpo, pero al cuerpo en términos de
organismo
en el sentido de no hallarse inscripto en un
sistema de representaciones
psíquicas en términos de lo simbólico. Se
trataría más de un estado de tensión,
de cantidad no ligada que no ha sido
procesada adecuadamente por el aparato psíquico.
Estaríamos en un nivel de lo pre-representacional, donde se halla alterada la
función
de
trabajo psíquico, de elaboración realizada por el
aparato mental.
3.
Vínculo temprano madre-hijo.
En nuestro medio, la Dra. Marta Bekei es
una de las psicoanalistas que se dedicó
al estudio de los trastornos
psicosomáticos en la infancia. Ella realiza un rastreo
bibliográfico en donde los diversos
autores enfatizan la importancia de la díada
madre-hijo en el desarrollo temprano
remitiendo a ese período de estructuración
psíquica, los fenómenos psicosomáticos.
Coinciden en ello autores tales como
Spitz, Margaret Mahler, Winnicott y Lacan.
Ubican este problema en torno de los
procesos de diferenciación yoica
y de la constitución del sujeto.
Por ejemplo,Winnicott plantea que a cada
etapa evolutiva corresponde una conducta
materna. Las fallas de esta función
materna se deben a su propio narcicismo,
lo cual altera el desarrollo normal de
los procesos de simbolización.
Piera Aulagnier sostiene la idea del pictograma, como forma de vinculación
primaria
con la madre a nivel
sensorial-perceptual. No habría allí una inscripción psíquica
sino un grabado, del cual los fenómenos
psicosomáticos podrían ser efecto.
Cuando aparecen los primeros intentos de
discriminación yo-no yo, comienza el proceso
de simbolización. Se crea la necesidad de
representación de la falta.
Lo patógeno es la regularidad de las
fallas maternas que se repiten implacablemente
y la atmósfera en que ello ocurre,
impidiendo el desarrollo normal del proceso
de simbolización, lo cual abarca todo
intento de comunicación de las necesidades
del bebé, tanto de orden afectivo como corporales.
De esta forma se explica porqué traumas
emocionales y pérdidas de objeto
no se pueden elaborar por fallas del
proceso de simbolización.
Pierre Marty dice “debido a un aparato
inestable y frágil, por mala función del preconsciente,
el cuerpo está expuesto a enfermarse en
respuesta a traumas emocionales.
El impulso no elaborado se descarga
directamente en el soma”.
Jaques Lacan sostiene que el fenómeno
psicosomático sería un efecto de la estructura
del sujeto,no se arriesga la “afánisis” del sujeto, es decir, el
proceso de alienación-
separación.
Marta Bekei culmina diciendo que la
ausencia psíquica de la madre crea una atonía afectiva
en el niño. Se manifiesta en una
depresión fría de este.
El niño no juega, no puede divertirse.
Su función fantasmática y simbólica se
halla bloqueada.
4.
El trauma psíquico.
Otro eje de pensamiento que tomaremos
para el desarrollo del tema que nos planteamos
hoy es la conceptualización de trauma.
Endendemos que Freud lo teoriza en
términos de una ecuación entre la intensidad
del estímulo y la capacidad de
procesamiento por parte del aparato psíquico en cuestión.
En base a lo expresado anteriormente
respecto a nuestra época, lo que relevamos
como peculiar es la intensidad de los
estímulos y la dificultad de elaboración psíquica en determinadas
configuraciones mentales, creando las condiciones para ciertas modalidades
de enfermar, entre ellas las
somatizaciones de las que hoy nos ocupamos,
Destacamos como referente a los
desarrollos de Andre Green.
En su libro Narcisismo de Vida y
Narcisismo de Muerte enuncia el concepto de “Complejo de la Madre Muerta” al
que liga con el de “depresión blanca”.
En ésta no está en juego la pérdida del
objeto.
Es una depresión en presencia del objeto
él mismo absorbido por el duelo.
La madre por alguna razón se ha
deprimido.
Puede tratarse de la pérdida de un ser
querido,un revés de la fortuna, una humillación,
etc. “en todos los casos se trata de la
tristeza de la madre y la disminución del interés por el hijo se sitúa en
primer plano, deslibidinizándolo”. “Aquí el desgaste se limita a un núcleo
frío, pero que deja una marca indeleble, sobre las investiduras eróticas
de los sujetos en cuestión”.
Hay pérdida de amor, de sentido para el
infante.
Interpretando a veces la presencia del
Padre como causa de esa desinvestidura.
El sujeto es tomado por una Madre muerta
como metáfora y un Padre inaccesible.
Hay una vivencia de pérdida de amor y
amenaza de la pérdida de la Madre misma
y lucha contra la Angustia cuyos signos
son la agitación, insomnio, terrores nocturnos
en el niño.
De esta desinvestidura de la imagen
materna, su resultado es la constitución
de un agujero en la trama de
relaciones de objeto con la Madre.
Otro hecho es que se ha perdido sentido.
No se conoce el motivo de lo que sucedió.
Proponemos pensar.
Cómo las perturbaciones de la relación
temprana madre-hijo tendrán efectos condicionantes
de potencialidades somáticas.
Tratamos de articular la sobrestimulación
característica de la época en su interacción
no sólo con lo intrasubjetivo sino
también desde el punto de vista intersubjetivo.
Tomando las ideas de diferentes autores y
de André Green, la realidad de nuestra
época podría incidir como un elemento
que, en determinados funcionamientos mentales,
puede tener efectos más desorganizadores
que en otro.
La intensidad de los estímulos, la
rapidez de los cambios, las pérdidas, plantea el tema de la elaboración de los
duelos, sus perturbaciones y su intervención como factores de depresión
en la madre.
Madre que desinviste al hijo, afectando
el proceso de simbolización del mismo, siendo
sus consecuencias agujeros en el
entramado representacional del aparato psíquico del niño.
Esta modalidad de funcionamiento mental
en la madre no permitirá una adecuada estructuración psíquica en el hijo.
No estando favorecidas las vías propicias
para ligar la exitación a través del jugar, fantasear, pensar, soñar, etc.
A modo de abrir el intercambio nos
interrogamos acerca de:
Si bien en el aparato psíquico no se
inscriben estos estados dentro del circuito asociativo,
de qué modo quedarían grabados, si hay
una marca y cuál sería su naturaleza.
Creemos que conceptos tales como núcleos
fríos, blanco, podrían aludir a algo
de lo no representado pero presente en su
negatividad.
Resumen.
La propuesta del Woorkshop es considerar, desde el punto de vista
psicoanalítico,
el estudio de los fenómenos
psicosomáticos en su articulación a la época.
Tomamos en cuenta algunos ejes conceptuales referidos a:
. la época actual y sus
paradigmas.
“Esta es la época del yo saturado”,
Kenneth Gergen.
“El imperio de lo efímero”, (ausencia
de trascendencia y aislamiento),
Gilles Lipovetsky.
Se multiplican los lugares que son
no lugares según Marc Auge.
Cómo advenir sujeto en estas
circunstancias?
.
los fenómenos psicosomáticos.
Ubicamos el concepto de “lo psicosomático”
en términos de “fenómeno” porque
entendemos que esencialmente no posee
la estructura del síntoma.
. el vínculo temprano madre-hijo.
Un recorrido por diferentes autores:
Marta Bekei, Spitz, Margaret Mahler,
Winnicott y Lacan entre otros,
enfatizan la importancia de la díada
madre-hijo en el desarrollo temprano
remitiendo a ese período de
estructuración
psíquica los fenómenos psicosomaticos.
. el trauma psíquico.
Entendemos que Freud lo teoriza en términos
de una ecuación entre la intensidad del estímulo
y la capacidad de
procesamiento por parte
del aparato psíquico en cuestión.
Para desarrollar nuestra hipótesis y la
propuesta de trabajo recreamos en una reformulación el concepto de André Green acerca del “Complejo de la Madre Muerta”.
Proponemos pensar cómo la relación
temprana madre-hijo, atravesada por los paradigmas de la época, en algunos
casos condiciona efectos de potencialidades psicosomáticas.
Bibliografía.
Auge, Marc: Los no lugares. Espacios del anonimato.
Ed. Gedisa, España, 1992.
Cap. “De los lugares a los
no lugares” ps. 81/119.
Bekei, Marta: Trastornos psicosomáticos en la niñez y la
adolescencia.
Ed. Nueva Visión, Colección
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Freud, Sigmund: Obras completas. Vol. I, Traducción Luis
López-Ballesteros y
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Gergen, Kenneth: El yo saturado. .Ed. Paidós, España,
1992.
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Green, André: Narcisismo de vida, narcisismo de muerte.
Ed. Amorrortu,
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Laplanche, J.-
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Leclaire, Serge: Para una teoría del complejo de Edipo.
Ed. Nueva Visión,
Colección Psicología
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Lipovetsky, Gilles:
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España, 1986.
Cap. 4, “Modernismo y
post-modernismo”, ps. 79/136.