La Psicosomática: Nuestras Puntuaciones

La  Psicosomática:  Nuestras Puntuaciones.

Carlos E. Rusconi*




Nos pareció importante invitar a Silvia Eydelsteyn,  como coordinadora y participante de esta mesa, en función de que estuvimos trabajando juntos durante varios años.

Además, quería comentarles cómo fue que decidimos presentar un trabajo desde el Area.

Se suele invitar a profesionales especialistas en la cuestión pero, en este espacio científico, quisimos dar cuenta de nuestro desarrollo en temas que trabajamos desde hace varios años y que incluso -representando a la Escuela- expusimos en eventos y actividades vinculadas con la especificidad en otras Instituciones.  

Comenzaré por exponer algunas cuestiones conceptuales para después discutir algo más clínico. Quiero aclarar que la introducción tiene que ver con el título: ”La Psicosomática: Nuestras Puntuaciones”.

Venimos estudiando e investigando sobre determinados autores, comenzando por Freud, fundamentalmente con sus artículos vinculados a las neurosis actuales y con Introducción del Narcisismo. El punto 2 vinculado con los efectos en las enfermedades orgánicas, el tema de la introversión de la libido, los conceptos de trauma y de elaboración psíquica de estímulos que pueden provenir del exterior o del interior del sujeto.

Tomamos  la idea de trauma en Freud desde el punto de vista económico, no como a veces se cree que el estímulo intenso provoca el trauma. La idea que plantea Freud sobre el trauma es la de una ecuación entre la intensidad del estímulo y la capacidad del aparato psíquico para elaborarlo . Así puede haber un mínimo  estímulo o estímulos repetidos  que dan lugar a mini traumas que desbordan de alguna manera la capacidad del aparato para elaborarlos.

Otros autores casi bíblicos en relación a lo psicosomático son los desarrollos de Pierre Marty y Joyce McDougall y de André Green quien dio lugar a una producción científica que tiene que ver con el concepto de la “madre muerta”.
También estudiamos a Winnicott y a Lacan, a quién dedicamos especial atención estos últimos años.

Particularmente, su concepción y referencias al fenómeno psicosomático me han permitido estudiar e investigar dentro de esta línea e incluso  hacer algún desarrollo personal, a los efectos de tratar de distinguir qué entendemos por psicosomática.


Me parece fundamental plantear de entrada una fórmula:

F.Ps   ¹   Síntoma

“Fenómeno psicosomático diferente a síntoma”.

Debemos ser muy estrictos con los términos en cuanto a la estructura del síntoma y del fenómeno psicosomático. 

El síntoma, en el sentido psicoanalítico, es una formación del inconsciente al igual que los sueños, los lapsus, y actos fallidos. Como formación del inconsciente posee una estructura de lenguaje que supone una sustitución a través de la metáfora y está abierta al desplazamiento retroactivo por reformulación y a una modificación por la emergencia de efectos de verdad. E

Esto quiere decir que el síntoma histérico es reversible, es relativamente fácil su reversión a través de la palabra, e incluso muchas veces  lo observamos no solamente en consultorios analíticos, sino en consultorios médicos.

Gurrucharri, médico ginecólogo,  decía que son pacientes que hablan mucho.

A los que no  hablan es a los que ubicamos desde la psicosomática.

Desde la psicopatología el síntoma remite a la neurosis especialmente a la histeria de conversión donde el cuerpo se halla implicado como cuerpo erógeno en su funcionalidad sensorial o motriz. Su operatoria corresponde a una organización psíquica en que predomina la conflictiva edípica, el proceso secundario, la represión etc. Creo que la operación fundamental es que en el síntoma se cumple lo propio del significante, que es hacer cadena con otro significante.

Esto produce un efecto que es el surgimiento del sujeto, el sujeto del inconsciente.

En el fenómeno psicosomático el cuerpo también se halla afectado pero en un registro de lo real, en su dimensión real, en términos de organismo, de pura marca, se trata de la carne, dice Lacan.

Justamente él reserva el término cuerpo para designar al cuerpo otrificado, el cuerpo atravesado por el significante del otro.

Esto se puede sintetizar y aclarar en una fórmula en que Lacan distingue que la idea de organismo  sería lo viviente, la cría humana más significante, eso  da la idea de cuerpo otrificado, el cuerpo atravesado por el significante del Otro.
Organismo + significante = cuerpo.

Siempre que Lacan habla de cuerpo está hablando de cuerpo érogeno.
Hay un trabajo de Colette Soler donde desarrolla las enseñanzas de Lacan acerca de las teorías del cuerpo y dice que el significante precede y sobrevive al cuerpo. El significante de los padres está  mucho antes que el cuerpo aparezca , que el cuerpo del bebé nazca. El cuerpo sobrevive porque cuando muere es puro significante. Esto lo vemos en la lápida. “Era una                                                                                                                                persona muy buena... eso es puro significante, no tiene nada que ver con el cuerpo real”.

Ahora bien, si ubicamos al fenómeno psicosomático a partir de la estructura significante, nos tenemos que preguntar algunas cuestiones:

1)    Si hay sujeto en el fenómeno psicosomático
2)    Si hablamos de significante, de qué significante se trata?                           En el fenómeno psicosomático se trataría de un significante que no entra en cadena en cuanto no representa un significante para otro significante.                                     
En el fenómeno psicosomático, lo simbólico no funciona y se puede plantear la pregunta justamente si en el fenómeno psicosomático hay  sujeto.
Se trata de una sustracción de sujeto.
Hay algunos autores que plantean  que no habría significante.
Lacan habla de un determinado tipo de significante, que no es el significante que entra en cadena. Se trataría de un nivel donde el sujeto deja de estar representado. Habría una sustracción del sujeto respecto de la cadena significante. En cierto modo falta la discontinuidad  . Son casos donde no estamos en presencia de un significante articulado en su función simbólica,  sino que estaría en función  un significante absoluto cristalizado, al modo del rasgo unario, en el sentido que se trata de un significado único y no articulado que tiene una inscripción directa en el cuerpo.

El fenómeno psicosomático poseería en este sentido una estructura semejante a la del trauma, en cuanto sería éste un acontecimiento histórico, biográfico, que no estaría inscripto en la estructura del lenguaje, sino que por el contrario estaría inscripto en forma directa.

Fenómeno psicosomático: trauma.
En una referencia que hace Lacan en la conferencia de Ginebra sobre el síntoma, acerca del fenómeno psicosomático lo compara con el jeroglífico, pero dice que es un jeroglífico escrito en el desierto, que es imposible leerlo.

Plantea que es algo para no ser leído en términos del significante.

Otra referencia donde se pondría en juego este tipo de significantes  es el nombre propio, que tiene una característica  que atraviesa las lenguas para hacer directa referencia al objeto.

El nombre propio no es traducible sino que denomina a un objeto pero no está incluído en una cadena significante, no es traducible.

Del mismo modo que los significantes que están en cadena y que sufren el efecto de la represión, están sujetos a una relación lingüística que tiene que ver con la metáfora y la metonimia o sea la condensación y el desplazamiento.  En                                                                                                                                                                    
otros términos Lacan plantea que para este tipo de significante que se da en el fenómeno psicosomático, también hay una forma de relación  Toma de Jacobson la idea de holofrase para plantear como estos significantes cristalizados se relacionarían a través de la holofrase, la idea de holofrasización de significantes implica como un pegoteo de  significantes; él lo remite a los significantes 1-2.
La idea es que la holofrase es una palabra o una palabra frase que puede ser una interjección, es algo que si bien está juntando significantes, no responde a la condensación o desplazamiento. Son interjecciones, exclamaciones.

En la Clínica no se encuentran muchos ejemplos de holofrases; Hay autores que refieren la holofrase a los significantes primarios a los significantes 1-2, pero no lo refieren al discurso.
Yo he hallado una referencia clínica a este tema en una paciente que presentaba una alopecía areata. Describe una várice que le había salido en una pierna y dice: “Tengo una várice en la pierna de mi mamá”, si uno hace un desarrollo de este nudo, quiso decir : “tengo una várice en la misma pierna que la tiene mi mamá”. Me parece que no hay condensación o desplazamiento sino que hay un pegoteo, justamente una idea de no diferenciación entre esta madre y esta hija, que puede remitir a algo de lo que planteamos acerca de la constitución subjetiva en términos de la alienación-separación.
Otro ejemplo de holofrase puede ser un grito. En el campo es habitual emitir sonidos o exclamaciones a modo de saludo; lo hacen para llamarse a una distancia de 100 metros, no llaman por el nombre a la persona, se sabe que se está buscando al otro, estas serían holofrases: formas de conjunción de una frase no expresada a través de las operaciones de lenguaje, condensación y desplazamiento.

Todos estos rodeos que he dado en relación al significante, es para plantearles justamente una cuestión básica, que se refiere al tipo de significante que se pone en juego en el fenómeno psicosomático y el tipo de operatoria que relaciona estos significantes. Se podría sintetizar así: en la histeria se trata de un significante básicamente en cadena, mientras que en el fenómeno psicosomático se trata de un significante  que queda fuera de la cadena, colapsado.

Del mismo modo que hicimos distinciones entre síntoma y fenómeno lo hacemos entre fenómeno psicosomático, enfermedad y estructura.
Hablamos de fenómeno y no de enfermedad.

Hemos estudiado concepciones teóricas que se refieren a la idea de estructura psicosomática, adscribiéndole a una estructura con un determinado nivel de manejo de los afectos,  alexitimia, y un modo de procesamiento psíquico, pensamiento operatorio (P. Marty).

Nos inclinamos a considerar la idea de fenómeno, en cuanto puede ubicarse un episodio psicosomático en distintas estructuras, es decir en una  neurosis, en una perversión, o en una psicosis.

E. Schapachnik, presenta a tres pacientes con una misma enfermedad (“H.T.A.: R.I.S. Hipertensión arterial: ¿drama en tres actos? )”, un mismo cuadro de hipertensión arterial en 3 estructuras distintas: en una la hipertensión está incluída dentro de la cadena significante; otra donde queda como un nudo y otra donde está totalmente colapsada la subjetividad.
Este autor propone una idea interesante porque rompe con el concepto de que hay una estructura psicosomática. En cualquiera de nosotros puede emerger un fenómeno psicosomático, es decir, que nadie esta exento.
No queremos hablar de enfermedad psicosomática porque implica una concepción propia  del  modelo biomédico; el objeto de estudio es la enfermedad, sin importar la persona, el individuo y mucho menos el sujeto.
La enfermedad se define en términos de desarreglos físico-químicos a lo cual corresponde una determinada cura, tendiente  a restablecer el equilibrio físico-químico.

Pensamos -desde el punto de vista psicoanalítico- que debemos mantener como objeto de estudio al sujeto, aunque sea cuestionable la idea de sujeto en estas afecciones.

Históricamente, con respecto al surgimiento de la idea de las enfermedades psicosomáticas, J. Lacan ubica 2 fallidos de orden epistemológico: la idea de enfermedad psicosomática surge cuando aparecen determinadas afecciones que no pueden ser explicadas en términos físico-químicos, entonces hay una invitación desde el discurso médico al discurso psi, a que se encuentren causas psicológicas ya que no había causas físico-químicas. De esta forma es una contradicción hablar de enfermedad psicosomática, justamente cuando las causas de la enfermedad están definidas por lo físico-químico, el objeto de estudio es lo físico-químico y no lo psicológico; hay un desfasaje entre el concepto de enfermedad y el tipo de causa que se le pretende dar.

Hay una 2ª. cuestión que a nosotros nos puede interesar como psicoanalistas y es el tema del a priori.                                                                                                                                                                           

Definir al paciente por la enfermedad es un preconcepto que está muy inscripto en la cultura, es muy habitual plantear: “es un psicosomático”, está definido por la enfermedad. Dicen que todas o algunas enfermedades de la piel son psicosomáticas, entonces decir “es un psicosomático” es una inscripción en la cultura. Cuando un paciente dice “ soy diabético” alude a una cuestión del ser, la enfermedad lo identifica en su esencia.

Hay otras enfermedades en las  que  nadie diría: “soy canceroso”, ahí se antepone el “tengo cáncer”. Esto nos permite  hablar de distintas posiciones del paciente respecto a la enfermedad.

Nosotros adscribimos a un concepto de Winnicott, que plantea que lo psicosomático no se define por la enfermedad, sino por el discurso, por si una enfermedad entra o no en una cadena. Dice en el artículo : “Los aspectos positivos y negativos de lo psicosomático” (que se encuentra en la revista uruguaya de Psicoanálisis N° 61), que un paciente puede sufrir un infarto al cual relaciona, hace asociaciones. Según Winnicott ese no sería un paciente psicosomático,  más allá si ese fenómeno fue psicosomático o no. En cambio otro paciente con un algia de cuello, una tortícolis al que se le pide asociaciones, puede decir que fue por un golpe de aire. 
A ese paciente se le atribuye una caracterización de psicosomático.

Winnicott está definiendo lo Psicosomático por la capacidad discursiva del paciente, a posteriori.

Desde el punto de vista psicoanalítico nos parece más válida esta concepción que la de la enfermedad dada  como condición a priori, Winnicott dice que será psicosomático si se cumplen ciertas condiciones que tienen que ver con la estructura de pensamiento, con el grado de organización psíquica y de escisión del aparato. Es por eso que desechamos la idea de enfermedad y adscribimos a la de fenómeno.

Algunos autores hablan de fenómeno, por la cuestión de lo puntual, que eso podría ser también un eje de la discusión, pero que tiene que ver con esta idea de las estructuras, donde puede aparecer en cualquier estructura un fenómeno, es decir, sería como una disrupción en un momento determinado del sujeto, tiene que ver con lo que yo planteo acá y con lo que fue planteado el otro día en la Jornada de Interáreas, en donde hay un punto de sustracción de sujeto, donde el significante no entra en función simbólica.

Desde ese punto de vista casi todas las teorías plantean lo mismo, remiten el fenómeno psicosomático a una relación muy primaria donde no hay objeto, donde es casi autoerótico. Hay un trabajo de Marta Bekei, donde ella hace un resumen de a qué remite en las distintas teorías este fenómeno. Menciona que es a algo sucedido muy primariamente que no pudo ser representado al modo de lo que podría plantearse en Freud. Es decir que no entró en el nivel de la representación.

Si planteamos que en el fenómeno psicosomático hay una regresión a aquella etapa, esto sería un planteo evolutivo. Lo que nosotros estamos  pensando en cambio es en una sustracción del sujeto.

Así el  fenómeno psicosomático se puede dar en neuróticos donde hay un sujeto en función simbólica que en un momento deja de funcionar, se colapsa el sujeto. Puede ser por exceso de carga a ser elaborada por el aparato.

Otra temática, a la que deseo hacer referencia es acerca del analista en relación al tratamiento de estos fenómenos. De acuerdo a la teoría que el analista tenga sobre la psicosomática, pensamos que puede haber una dirección de la cura específica.

Si bien en psicoanálisis todos sabemos que esto es así, de acuerdo a la orientación teórica la dirección de la cura va a tener sus vicisitudes . No hablo de análisis buenos o malos, se puede hablar de ello en cualquier teoría y habría que ver que es bueno o malo, sino que de acuerdo a la posición del analista con respecto a la teoría, la cura  va a hacer un itinerario particular.

La gama teórica va de pensar al fenómeno desde la teoría económica, como un quantum de energía al otro extremo que atribuye una significación específica al órgano afectado de acuerdo con la función de ese órgano.

Personalmente tomo algunas ideas de Neyraut sobre la transferencia y contratransferencia donde él plantea un modelo de puerta giratoria o de trompo, donde la transferencia se va a inscribir en la contratransferencia, no solamente pensando en las series particulares del analista, sino en la relación a la teoría del analista y a toda su formación.

Me parece que esto es un eje interesante que plantea diferencias clínicas muy importantes, pues si uno piensa que en el fenómeno psicosomático hay algún nivel significante, la intervención va a ser una y si uno piensa que no se trata de significantes la intervención va a ser otra.
El otro día  un colega del área planteaba que  trataba al paciente psicosomático como cualquier paciente de lo cual surge una pregunta ¿Se lo escucha como cualquier paciente en asociación libre o habría alguna especificidad en la escucha? ¿ Hasta que punto afecta al analista la presencia de la enfermedad?

Hay enfermedades que afectan mucho más al analista, es decir que es más difícil sustraerse, por ejemplo a las lesiones de piel.
Jean Guir tiene un trabajo sobre las lesiones de piel donde sostiene que es muy difícil abstraerse de esas lesiones que uno está mirando. Eso es todo un tema en relación a la posición del analista.

Si el discurso del paciente que presenta un F.Ps es considerado como el de cualquier paciente uno puede interpretar, en cambio que si uno piensa que hay un alteración o un déficit en la capacidad de representación, o si tomamos en cuenta esta diferenciación entre síntoma y fenómeno, donde este discurso no sería una producción de inconsciente, la interpretación sería algo limitado, sería algo que caería en una especie de vacío.

Hoy tuve un paciente que empezó a hablar que se había desmayado, es un paciente con tratamientos anteriores, planteaba que la primera vez de este desmayo fue cuando “un tío le puso una jeringa en una bolita de grasa” esto puede vincularse a lo simbólico, ahí la jeringa  puede ser una representación fálica, mientras que en otro paciente si  queda colapsado el sujeto la jeringa es la jeringa, no hay lugar de desplazamiento. Y en otro lo que interviene es lo traumático.

De acuerdo a la posición del analista, éste además de las posibles asociaciones del paciente, va a intervenir de una forma u otra, según entienda o no al F.Ps como una sustitución.

Podría seguirles planteando algunas cuestiones que son del orden teórico.
Algunos temas que estuvimos discutiendo en las reuniones de área fueron si la estructura del fenómeno psicosomático se puede trasladar a otros cuadros, incluso el otro día me preguntaban si los ataques de pánico podrían tener la misma estructura que el fenómeno psicosomático, y ese es un tema que puede ser para discutir si lo tomamos por la idea del desborde del aparato de lo no elaborado  por la intensidad del estímulo uno podría decir que sí, o si lo                                                                     
tomamos como una fobia común, podríamos pensar que no, que ahí estaría en juego un desplazamiento.

Es interesante el tema acerca de la demanda del paciente, ¿Cuál es la demanda del paciente, de que manera se acerca a la consulta ¿ Por qué viene? si viene para que el terapeuta le saque la afección, como un cuerpo extraño, como algo en lo que no tiene intervención, o viene desde la interrogación acerca de: “me pasa esto, sufro, me interesa saber de mí”.

Se juegan niveles diagnósticos a partir de allí, desde la demanda nosotros pensamos que tiene que ver con una posición subjetiva. Es  muy distinta la posición del paciente que viene (  en el ámbito hospitalario esto se ve ) porque lo mandó el médico o que piensa que hay algo latente en esto que le pasa de lo orgánico.

Lacan tiene un trabajo sobre intervenciones en la transferencia, en que  toma algunas intervenciones de Freud en el caso de Dora y  él plantea cómo Freud hace inversiones dialécticas a partir de la intervención en términos de que genera o intenta generar un cambio en la posición subjetiva de Dora, cuando Dora entra,  en la primera entrevista habla de su situación y atribuye al padre, a la Sra.K., al Sr. K., es decir a todos los de afuera atribuye el motivo de sus males y Freud le plantea  que es lo que hay de Ud. en esto de lo cual Ud. se queja. Esto es un giro, una intervención que Freud hace que apunta al cambio en la posición subjetiva.

Creo que si habría una sugerencia de cómo trabajar con estos pacientes esa podría ser una forma. Apunta a que realmente pueda surgir una demanda a partir de un cambio en la posición subjetiva.
Es decir que el paciente empiece a hablar de algo de lo que le pasa, de algo de lo que le pasa y bueno, hay autores  que insisten mucho en la posibilidad de asociación. Nosotros hemos visto como Jean Guir plantea construir un incisivo árbol genealógico, un incisivo cuestionario de las enfermedades, de  los síntomas, de los medicamentos. Es decir, recabar datos que tienen que ver con la biografía del paciente y que pueden dar cuenta de algún nivel significante en estos pacientes.    
   
                                     Bibliografía.

BEKEI,  Marta.  Trastornos Psicosomáticos de la niñez y la adolescencia.                    
                            Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.
                            Psicología Contemporánea, 1983.  

FREUD, Sigmund. (1892-1899) Las Primeras aportaciones a la Teoría
                            de las Neurosis.
                            (1914) Introducción al Narcisismo.
                            Madrid, España, Ed. Biblioteca Nueva,       
                            Obras Completas, Tomo I. 31 de Mayo, 1948.
                            (1916-1918)  Introducción al Psicoanálisis:
                            Teoría Sexual. (Teoría general de las Neurosis).
                            Madrid, España, Ed. Biblioteca Nueva,
                            Obras Completas, Tomo II, 31 de Mayo, 1958.

GUIR, Jean.  Psicosomática y Cáncer .Buenos Aires, Ediciones Paradiso,  
                            1983.
GREEN, André. Narcisismo de vida y narcisismo de muerte. Buenos Aires,
                            Ed. Amorrortu. Bs.As 1990.

LACAN, Jacques. (1954/1955) El Seminario de Jacques Lacan, Libro 2,
                           Barcelona, Paidós, 1984.
                           (1964) El Seminario de Jacques Lacan, Libro 11.
                           Buenos Aires, Paidós, 1995.

MCDOUGALL, Joyce. Teatros del cuerpo. Madrid, España, Ed. Julián
                           Yébenes, 1991.

MARTY, Pierre.  P. Marty y la Psicosomática. Buenos Aires,  Ed. Amorrortu
                           1998.

NEYRAUT, Miguel. La transferencia. Edit. Corregidor. Buenos Aires, 1976.


SCHAPACHNIK, Edgardo. El cuerpo en la clínica Psicoanalítica.
                            Compilación Equipo de Asistencia e Investigación
                            en Psicosomática, Hospital Gral. de Agudos
                            Cosme Argerich. Buenos Aires, Ed. Héctor A. Macchi.

SOLER, Colette. Estudios de Psicosomática. Vol 1. Compilación Vera Gorali.
                            Ed. Atuel-CAP. Buenos Aires, 1993.

WINNICOTT,  D.W. La enfermedad Psicosomática en sus aspectos positivos                          
                            y negativos. Uruguay. Revista Uruguaya de Psicoanálisis,    
                            N 61, 1982.



* Presentado en el Espacio Científico de la AEAPG del 16-05-01 en representación del Area de Psicosomática de la Institución.

NO TE PIERDAS ESTE DOCUMENTO

SOBRE ADOPCIÓN FALLIDA O FILIACIÓN FALLIDA